Autores

Manuel Fernández Juncos​

(Tresmonte, España, 1846 - San Juan, Puerto Rico, 1928)

A los once años de edad, llegó a Puerto Rico, que sería su suelo el resto de su vida. Fue un intelectual de primer orden que se dedicó a la educación, el periodismo y la poesía. Conoció la naturaleza borincana, lo que aportó al escritor costumbrista en el que se convirtió. Fundó el periódico El Buscapié (1875) y la Revista Puertorriqueña (1887-1893), sobresaliente entre las publicaciones nacidas en América. Asimismo, laboró muy destacadamente en el Ateneo Puertorriqueño y en la Secretaría de Hacienda. En el Puerto Rico que logró su autonomía con respecto a España y de corazón fiel a esta metrópoli, fue el primer secretario de Estado. A partir de la invasión estadounidense (1898), luchó porque el español se mantuviera frente al inglés del nuevo imperio. Se destacó por la elaboración de libros escolares en español y de contenido puertorriqueño. Es el autor de Costumbres y tradiciones, Cuentos y narraciones y Antología puertorriqueña: prosa y verso, entre otros, y coautor, con Braulio Dueño Colón, de Canciones escolares (1901). La letra oficial de “La Borinqueña” que se canta en la actualidad es suya.

Braulio Dueño Colón

(San Juan, 1854 - Bayamón, 1934)

Gracias a su padre, el músico Aurelio Dueño, aprendió temprano en el hogar los fundamentos de la música, a la que le dedicaría toda su vida tanto en la vertiente clásica como en la popular. Tenía diez años cuando creó su primera composición, y a los quince compuso la danza “Las dos rosas”. Estudió composición y armonía. Fungió como flautista en las orquestas que las compañías de ópera y de zarzuela contrataban en Puerto Rico. Participó en numerosos certámenes musicales auspiciados por el Ateneo Puertorriqueño. Del mismo modo, gran cantidad de obras suyas recibieron premios y menciones. Se destacan entre sus obras Noche de otoño (1887) y Estudio sobre la danza puertorriqueña (1914). Solía ponerles música a poemas de Virgilio Dávila y Cabrera. Con este y con Manuel Fernández Juncos, elaboró el libro Canciones escolares (1901), que bien puede constituir su aportación de mayor alcance en lo concerniente a la educación escolar, cultural y musical de los niños puertorriqueños. Vivió la mayor parte de su vida en Bayamón.

Manuel Gregorio Tavárez

(San Juan de Puerto Rico, 1843 - Ponce, 1883)

El padre de la danza puertorriqueña fue hijo de padre francés y madre criolla. Inició sus estudios de música en su ciudad natal, donde fue discípulo de Domingo Delgado y de José Cabrizas. A la edad de 15 años, la Sociedad Económica de Amigos del País, para promover el desarrollo económico y cultural de Puerto Rico, le concedió una beca de estudios en el Conservatorio de Música de París. En la Ciudad Luz, sufrió un derrame cerebral que lo hizo regresar a la patria. Aquí se recuperó, enseñó piano y ofreció su obra en diversos conciertos, recitales y fiestas. La danza puertorriqueña ascendió, en sus manos, al artístico sitial al que el género llegó. Entre sus danzas más conocidas, se destacan “Ausencia” y “Margarita”. También compuso marchas y sinfonías. Fue maestro de Juan Morel Campos. Su hija, Elisa Tavárez Colón, fue también pianista y maestra de música.

Virgilio Dávila y Cabrera

(Toa Baja, 1869 - Bayamón, 1943)

Fue poeta y padre de poetas; fue maestro e hijo de maestro. Fue alcalde de Bayamón (1905-1910), pueblo en el que fundó una escuela de enseñanza básica y superior (1890). Dedicó su primer libro de poemas, Patria (1903), a varios otros patriotas puertorriqueños y al sentimiento romántico que lo embargaba ante el paisaje natural borincano. También sobresalen Viviendo y amando (1912), de marcada influencia modernista; Aromas del terruño (1916), en el que el amor a su tierra es el hilo central; Pueblito de antes (1917), obra que combina el costumbrismo con las formas y el lenguaje modernistas; y Un libro para mis nietos (1928), impregnado de entrañable amor a la familia. Fue uno de los representantes de la corriente modernista en el País. Muchos de sus poemas fueron musicalizados por Braulio Dueño Colón y forman parte de Canciones escolares (1901). Entre sus poemas, se destacan “No des tu tierra al extraño”, “Elegía de Reyes” y “La Tierruca”. Es el padre del poeta y médico ilustre bayamonés José Antonio Dávila.

José “Momo” Mercado

(Caguas, 1863 - La Habana, 1911)

Su niñez y adolescencia transcurrieron humildemente en Caguas y Cayey. Trabajó casi desde niño, especialmente por la salud quebrantada de su madre, Ramona Mercado. En 1888, se trasladó a San Juan. Se dedicó a la poesía y al periodismo. Tuvo una vida difícil y azarosa, y se ganó, en la sociedad, el malcontento de muchos, que se sentían aludidos en algunas de sus obras. Esto, porque sus temas más tratados fueron la corrupción y los problemas sociales, y porque defendía los valores patrios frente a los estadounidenses. A menudo, su estilo era satírico, con tendencia a la caricatura. Incluso, lograba animar fiestas con versos improvisados. Cultivó la copla, la redondilla, la seguidilla y la décima. Su obra literaria fue dispersa, y su poema más famoso, “La lengua castellana”.

Juan Morel Campos

(Ponce, 1857 - Ponce, 1896)

Este genio de la danza puertorriqueña fue, de niño, estudiante de Antonio Egipciaco; más tarde, de Manuel Gregorio Tavárez. Dirigió la Banda Municipal de Ponce y fue organista de la catedral de esta señorial ciudad. Supo aprender el género, desarrollarlo y dotarlo de innovaciones. Por esta razón, se le considera el exponente más excelso de la danza puertorriqueña. Su orquesta, La Lira Ponceña, tocaba buena parte de sus composiciones, las cuales luego transcribía para piano. Más de la mitad de sus numerosas composiciones fueron danzas. La mujer, el amor y otros sentimientos inspiraron su obra, que bien puede decirse que estaba llena de sensibilidad, pasión, hermosura y una musicalidad sin par. Estas cualidades reinan en “Laura y Georgina”, “No me toques”, “Vano empeño”, “Maldito amor” y, muy especialmente, “Felices días”.

Antonio Fernández Grilo

(Córdoba, España, 1845 - Madrid, 1906)

Periodista y poeta español. Fue redactor en varios periódicos madrileños. Se destacó por una personalidad viva y simpática que generaba tanto adeptos como detractores. Su capacidad espléndida para recitar histriónicamente los versos le ganó que Alfonso XII le concediera una pensión vitalicia como su poeta de corte. Posteriormente fue Isabel II de España quien pagó los costos de Ideales, editado en París. Muchos lo consideran uno de los poetas más importantes de su época. Entre sus poemas, se destacan “Las ermitas de Córdoba”. Su más famosa anécdota es que escribió un laureado poema titulado “Al mar” sin haber visto el mar jamás.

Antonio de Trueba

(Señorío de Vizcaya, España, 1819 - Vizcaya, España, 1889)

Nació en una familia pobre, asistió poco a la escuela y fue autodidacta. Experimentó algunos conflictos relacionados con las guerras carlistas. Habiendo obtenido un empleo en el Ayuntamiento de Madrid, tuvo la oportunidad de profundizar en sus intereses literarios. Publicó en 1851 su primer poemario, El libro de los cantares, y colaboró en varios periódicos y revistas. También publicó literatura infantil, villancicos y cuentos populares. La segunda edición de Cuentos de color de rosa estuvo a cargo de Isabel II de España. Cultivó la novela histórica y la costumbrista, la poesía, la leyenda y el cuento. Temáticamente, quiso rescatar las costumbres y las tradiciones de la España rural que iban quedando atrás a causa de la Revolución Industrial.

Pablo Fernández Badillo

(Aguadilla, 1919)

Este ilustre aguadillano se graduó de Español con concentraciones menores en Música y Psicología en el entonces Instituto Politécnico. En sus composiciones, esta preparación académica se traduce en una gran sensibilidad artística. Estudió Teoría Musical en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, donde se concentró en Contrapunto y Composición. En el sistema público, fue maestro de Español y de Música. También enseñó en la Universidad Interamericana de Aguadilla. Ha compuesto para coro mixto, banda y piano. Entre sus composiciones, encontramos danzas, dramas líricos y un himnario. En este último, se destacan “Entre pajas ha nacido” y “Alabanza”, que presenta la naturaleza puertorriqueña en sublime adoración al Creador y en su manifestación misma.

Gaetano Donizetti

(Bérgamo, Italia, 1797 - Bérgamo, Italia, 1848)

Aunque nació en una familia que no tenía tradición musical, fue un compositor de óperas sumamente prolífico. Fue alumno del compositor de óperas Johann Simon Mayr, quien también era el párroco de la iglesia de su pueblo. Entre sus óperas, encontramos “Don Pasquale” y “El elíxir de amor”. Sin embargo, fueron “Anna Bolena” (1830), “Lucrezia Borgia” (1833) y “La hija del regimiento” (1840), escrita en París, las que lo hicieron famoso. También compuso obras para orquesta y música religiosa.

Kate Louise Brown

(Massachusetts, 1857-1921)

Maestra de niños y escritora de poemas, canciones y artículos de revistas. Publicó su primer poema a los nueve años. Creció disfrutando los espacios abiertos de la naturaleza. Esto puede distinguirse en sus temas literarios, que se centraron en las plantas y los animales. Así lo vemos en The Plant Baby and Its Friends (1898). También escribió sobre temas educativos y fue muy activa en su comunidad.

Andrés Bello

(Caracas 1781 - Santiago de Chile, 1865)

Político, diplomático, pensador, jurista, gramático, crítico literario y mucho más, este gran poeta es uno de los humanistas más completos que podamos conocer. Con claras ideas independentistas para las colonias americanas de España, fue maestro de Simón Bolívar y participó en un sinnúmero de actividades relacionadas con el nuevo ideal americano. La Universidad de Chile, de la que fue rector, le debe mucho a este maestro de múltiples artes del pensamiento. De su pluma, sobresalen Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847) y el poema magistral “Agricultura de la zona tórrida” (1826), un verdadero canto admirativo ante la naturaleza imponente de nuestra América. Cuenta con innumerables homenajes en América y fuera de esta.

Victor Hugo

(Besanzón, Francia, 1802 - París, Francia, 1885)

Poeta, dramaturgo y eminente novelista del Romanticismo francés, despuntó desde adolescente con la escritura de sus versos más tempranos. Los múltiples viajes que realizó a lo largo de su vida le dieron mucha tela para cortar en su obra literaria. El amor, la desigualdad social, y las virtudes y los vicios humanos son algunos de los temas que desarrolló. Entre sus creaciones más laureadas, están la obra de teatro Cromwell (1827), las novelas Nuestra señora de París (1831) y Los miserables (1862), y la colección de poemas La leyenda de los siglos (1857).

Henry Wadsworth Longfellow

(Portland, Maine, 1807 - Cambridge, Massachusetts, 1882)

El famoso autor del poema épico Évangéline (1847) fue sumamente estudioso y culto. Como todo un gran escritor del Romanticismo, experimentó la tragedia familiar varias veces con la muerte temprana de seres muy amados. No solamente escribió versos, sino que además viajó varias veces a Europa. Aprendió español, portugués, italiano, francés y alemán, y fue todo un profesor de lenguas modernas. Mientras enseñaba español y francés en la Universidad de Harvard, publicó buena parte de su poesía. Estando en España, leyó a Cervantes, Lope de Vega y Calderón de la Barca, entre otros genios de nuestra lengua. Incluso, tradujo las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique. Continúa muy vigente en los estudios literarios de la actualidad.

Scroll to Top