Sobre este proyecto

En su Convención de 2003 sobre el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, celebrada en París, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) definió este patrimonio como:

“…los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad, y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”. (UNESCO, 2003)

En este contexto, la canción escolar infantil es parte esencial de este caudal al ser muestra viva de la riqueza artística, los valores y las tradiciones de las sociedades a las que representa (Riaño, Cabedo, 2013). El acervo puertorriqueño de este género se destaca particularmente por su sofisticación, producto en gran medida de la expresión de compositores y poetas altamente educados. Estas obras, de singular elaboración melódica, armónica, formal y literaria, constituyen verdaderas joyas de la literatura musical para niños.

La presente es una edición de treinta y cuatro de las más célebres selecciones de la colección titulada Canciones escolares, primordialmente de la autoría musical de Braulio Dueño Colón (1854-1934), con letra de Manuel Fernández Juncos (1846-1928). Difundida en dos volúmenes que datan de 1901 y 1904, respectivamente, fue merecedora de condecoraciones por parte del Ateneo Puertorriqueño y premiada en la Exposición Panamericana de 1901 (Buffalo, Nueva York). Dueño Colón fue uno de los compositores e instrumentistas más destacados de Puerto Rico a finales del siglo XIX e inicios del XX. Virtuoso de la flauta, su catálogo comprende música orquestal, obras religiosas, danzas puertorriqueñas, géneros bailables y zarzuelas, entre otros. Por su parte, Manuel Fernández Juncos fue un reconocido poeta, periodista y activista político asturiano, que se establece en la Isla a sus doce años, adoptándola como patria. La colección incorpora, además, aportaciones ocasionales de insignes compositores y autores puertorriqueños como, por ejemplo, Manuel Gregorio Tavárez (1843-1883) y Virgilio Dávila (1869-1943). En menor grado, también incluye algunas melodías de extracción extranjera, principalmente europea y estadounidense. Originalmente escritas para voz sola con acompañamiento de piano, la publicación que prologamos añade una segunda voz opcional para alto, compuesta por los editores, con excepción de las piezas El platanar y Las vacaciones para las que se reproduce la línea de alto creada por el destacado pedagogo y director coral aguadillano Pablo Fernández Badillo, en reconocimiento a su importante legado. En todos los casos, la parte adicional respeta y complementa cuidadosamente la armonización y el discurso musical de la versión inicial, a la vez que provee más opciones de interpretación y uso didáctico para el docente contemporáneo.

Canciones escolares pasará a ser parte medular del currículo de educación pública puertorriqueño desde los inicios de la colonización estadounidense (1898) y continuará siéndolo después del establecimiento del Estado Libre Asociado (1952). Como tal, formó parte del discurso oficialista del gobierno de Puerto Rico sobre la cultura y los valores nacionales, absorbido por múltiples generaciones a lo largo del siglo XX. Con la reducción significativa de los programas de instrucción musical en el sistema de educación pública del País a finales del siglo XX e inicios del XXI, su aprendizaje e interpretación han menguado drásticamente. Hoy día se circunscribe a escasos planteles escolares con programas de Música de mayor alcance (escuelas libres), así como a algunas instituciones privadas de enseñanza formal en Música a nivel extracurricular. A esto se le suma el embate de la música infantil comercial, que surge con el auge de la industria discográfica en la década de los sesenta, y que en numerosos países ya ha desplazado a las canciones, los juegos y las rondas tradicionales. Con esta nueva edición, se aspira a preservar y a difundir nuevamente el importante patrimonio cultural que representan estas obras de la literatura musical nacional, a la vez que resalta varios de sus considerables méritos artísticos. De igual modo, se echa un vistazo a limitaciones y prejuicios que algunas de las selecciones evidencian. Ello tiene la intención de incitar la reflexión sobre ciertas ideologías sociales dañinas que han permeado en la educación tradicional patriarcal, y que continúan presentes en detrimento de un sistema que verdaderamente promueva valores de inclusión y respeto a lo diverso y lo humano.

Una mirada panorámica a las piezas que integran esta serie revela inmediatamente su considerable elaboración musical, evidente en términos melódicos, rítmicos, armónicos y formales. Este fenómeno, inusual para el género, apunta a una visión artística y educativa que, lejos de subestimar las capacidades de aprendizaje del niño, apuesta a un desarrollo progresivo y considerablemente avanzado de múltiples inteligencias. Destaca el aspecto melódico, que frecuentemente se manifiesta en amplias frases de motivos estilizados y que emplean un cromatismo ágil y vivo. Ejemplo de ello es la música comprendida entre los compases 18 y 21 de Canción de la mañana, que muestra un ascenso por semitonos correspondiente al retorno armónico a la dominante, después de haber modulado a la bemol mayor. Esta última tonalidad se relaciona con la principal (fa mayor), al ser la relativa mayor de su escala paralela menor, sonoridad en la que se incurre ocasionalmente a lo largo de la composición. De igual modo, este mismo segmento representa la riqueza armónica contenida en un sinnúmero de estas obras, que incluye tránsitos a una variedad de tonalidades cercanas y distantes mediante frases modulatorias bien desarrolladas. Muestra de ello también lo son los compases 24 al 40 de Las vacaciones, en los que Dueño Colón retorna de la dominante a la tónica mediante un pasaje que integra una ingeniosa secuencia construida sobre relaciones de dominante secundaria del segundo, quinto y sexto grados.

La creatividad de Dueño Colón también halla curso en su empleo de recursos programáticos. Esto se define como la inclusión de elementos sonoros particulares que evoquen o representen sucesos, ideas o imágenes específicos en el oyente. Un muy conocido modelo de esta técnica en el ámbito de la música académica europea son los conciertos que comprenden las Cuatro estaciones, del compositor barroco italiano Antonio Vivaldi (1678-1741). En estos, Vivaldi sugiere elementos naturales, como la lluvia y el viento helado, mediante motivos melódicos y armónicos que muy directamente imitan el sonido real que producen estos sucesos. De forma similar, las canciones El ruiseñor y Dulce abeja contienen, en sus compases introductorios para el piano, motivos que recrean el plácido cantar de los pájaros y el profundo zumbido de las abejas, respectivamente. En el primer caso, el autor incorpora pasajes agudos y ligeros, con acciaccaturas para la mano derecha, que imitan trinos y gorjeos. En el segundo, la pieza abre con un breve episodio de agilidades cromáticas en el registro grave de la mano izquierda, complementado con acordes reiteradamente arpegiados en la mano derecha. Estos inmediatamente transmiten al espectador la energética labor de las abejas en su búsqueda diaria de néctar. La abundancia de contrastes dinámicos y de articulación acentúa el efecto estético.

Un asunto relevante en la discusión sobre la diversidad de recursos expresivos que exhibe la colección se relaciona con los cambios de métrica, tempo y carácter, frecuentemente asociados al aspecto formal de la estructura de la composición. Este último, en el caso de la música vocal, usualmente responde al discurso textual que la genere. Una de las encarnaciones más representativas de ello figura en Cafeto y algodón. El texto —en este caso, del poeta cagüeño José Ramón “Momo” Mercado Vega (1863-1911)— presenta una conversación entre las personificaciones del grano de café y la planta de algodón. Dueño Colón delimita las secciones en que interactúan estos personajes mediante cambios de métrica, tempo y carácter, acentuados por la modulación de la tonalidad principal a la dominante y su eventual retorno. Se destacan en particular el ritmo y el tempo de danza habanera, incluidos por el compositor como elementos programáticos cuando los versos aluden a la llegada de estos productos comerciales al Caribe.

Otra aportación significativa de Canciones escolares yace en el valor de exponer al educando desde temprana edad a una diversidad de formas y géneros musicales, tanto académicos como populares. Entre las piezas figuran marchas (como El sol y Canción de la tierra), numerosos valses (El nido y El huérfano) y la jota (Las vacaciones), así como sicilianas, barcarolas y otros aires plácidos en métrica compuesta. En menor cantidad, se incluyen géneros tradicionales criollos, como la danza, la habanera y el aguinaldo. Esto, no obstante, apunta a una importante limitación de la serie, que claramente la identifica como un producto de finales del siglo XIX e inicios del XX: su marcada inclinación hacia el eurocentrismo en términos estéticos e ideológicos. Es notable la ausencia de obras que, en su discurso textual o musical, aludan a la raíz indígena o africana del pueblo puertorriqueño. Incluso los géneros autóctonos representados y ya mencionados (como la danza puertorriqueña y el aguinaldo), si bien son indudablemente mestizos y reflejan profunda influencia indígena y africana en su estructura rítmica, son los que históricamente se han asociado a la herencia europea del País; incluso hasta el punto de incorrectamente llamarlos en círculos académicos “la música blanca” de Puerto Rico. La colección carece de cuembés, sicás, yubás y otros toques de bomba puertorriqueña, así como de otras representaciones musicales que privilegien orígenes de la cultura distintos del europeo.

Como se expresó anteriormente, el legado de canción infantil nacional es privilegiado en su texto altamente poético, producto de la labor de insignes autores patrios. Dicho legado no solo expone al niño a la vasta riqueza léxica del español puertorriqueño, sino que también abunda en recursos literarios de gran creatividad y belleza que hallan fértil terreno en la ingeniosa imaginación juvenil. Viene a la mente Canción de la mañana, con versos de Manuel Fernández Juncos, cuyo inicio:

Ya pinta la aurora, con mano indecisa, la luz de su rico telón oriental.

Presenta una exquisita metáfora que relaciona el amanecer con un colorido telón de corte impresionista. Imágenes como esta valoran y estimulan la capacidad del infante de pensar abstractamente y de establecer relaciones de considerable complejidad lingüística y metafórica. Otras muestras son El arroyo y la ola, cuyo texto Fernández Juncos traduce de un poema del estadounidense Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882), y que es en sí otra sofisticada metáfora; en este caso, de la desembocadura de un río en el océano:

De la montaña vecina,
venía corriendo el arroyo
con lindos pies de plata
sobre arenillas de oro.

Por sobre la mar salada,
venía rodando la ola,
ya con murmullo plácido
o ya rugiendo indómita.

Por fin, tomó al arroyo
la ola en su regazo,
bañando, en olas dulces,
su corazón amargo.

También resulta medular el amplio empleo de cultismos, que promueven la asimilación de un léxico más amplio desde temprana edad. No hay que considerar demasiado complejos para la infancia sustantivos como estío y orbe, adjetivos como yerta e indómita, verbos como ornar y bordar. Por el contrario, estas voces devienen en una preciada oportunidad conceptual para el dominio de nuevos vocablos en una etapa del desarrollo humano en la cual la formación léxica se torna fundamental para la adquisición del conocimiento. De ahí, el alto valor pedagógico de estas voces.

No obstante, esto lleva a otras consideraciones sobre el texto de algunas de las selecciones que figuran en la colección. Si bien no es un suceso mayoritario, ciertas letras dejan entrever sutiles prejuicios raciales, sociales y de género; prejuicios que no debieron fomentarse ni en su época ni en ninguna otra. Como editores que se oponen firmemente a la discriminación en cualesquiera de sus manifestaciones, contemplamos la opción de omitir en la presente publicación estrofas o versos particulares. No obstante, en el marco de un documento de valor musicológico, entendimos que esto privaría al lector de la oportunidad de analizar las obras en su contexto histórico original, y que este contexto es una importante herramienta histórica y cultural para deconstruir los prejuicios sociales que las obras puedan expresar. Lejos de contribuir a su erradicación, el ocultar la evidencia de clasismo, de racismo o de sexismo en documentos históricos aporta a perpetuar estos problemas, previniendo que se asigne la responsabilidad por el discurso discriminatorio y que se asuma, y a arraigar sus dañinos efectos.

Finalmente, con relación a criterios editoriales, resta compartir que este proyecto de documentación histórica procuró respetar fielmente sus fuentes. Se reproduce idénticamente la voz principal, así como la parte de piano. Solo se reemplazaron elementos de notación musical que cayeron en desuso por sus equivalentes modernos, sin que ello represente diferencia alguna en cuanto a su realización. De igual modo, se preserva el fraseo original, que el docente puede alterar para producir un mayor legato de frase continua, si así lo desea, conforme las habilidades de los ejecutantes lo permitan. Como se mencionó al inicio, se añade una voz de alto opcional, que provee posibilidades adicionales de ejecución por conjuntos corales y como tributo a nuestros maestros nacionales. Esta voz, no obstante, se basa muy cercanamente en motivos melódicos y armónicos presentes en el original, por lo que complementa muy orgánicamente la fuente primaria. Por ello, también resulta más compleja, siendo adecuada para niños mayores (de aproximadamente 10 años en adelante). La edición, entonces, permite que se trabajen las selecciones al unísono en los niveles iniciales, utilizando la parte de soprano, y que progresivamente se evolucione a interpretaciones a dos voces, conforme los educandos adquieran mayor madurez vocal y destrezas musicales. Asimismo, se realizó una rigurosa revisión de la ortografía de las letras, actualizándolas conforme a las disposiciones lingüísticas vigentes.

Es deseo de los editores que esta compilación de exquisitas obras del cancionero patrio puertorriqueño sea de provecho tanto por su valor de documento histórico como por la oportunidad práctica que ofrece a padres y educadores. Sin lugar a dudas, la canción escolar infantil puertorriqueña se destaca, entre sus homólogas en el continente americano, por contar con un considerable caudal de piezas de suma elaboración y belleza. Es responsabilidad de los puertorriqueños el preservar y mantener vigente esta importante expresión cultural que, indudablemente, forma patrimonio intangible de esta nación. El presente trabajo tiene el propósito de cumplir con esta valiosa e incaducable encomienda.

editores y directores musicales

REFERENCIAS

UNESCO (2003): Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial (París, 17 de octubre).

Riaño, María Elena; Cabedo, Alberto (2013): “La importancia del patrimonio musical en el aula”. Eufonía. Didáctica de la música, núm. 58, pp. 67-78.

Colaboradores

Para llevar a cabo este proyecto contamos con la ayuda de un gran equipo.

cantante primera voz

Gladys Rodríguez-Olleros

Ha sido elogiada por una “absoluta calidad natural en su cantar y tremendo carisma” (Third Coast Digest). Distinguida por su timbre diáfano y su calidad interpretativa, se ha destacado en el mundo de la ópera y el teatro musical, y en recitales y música de cámara. Ha cantado en reconocidos festivales y conciertos, y ha ofrecido clases magistrales en Italia, Estados Unidos, Austria, España y Canadá.

Entre sus roles de ópera, se encuentran Susanna, en Le nozze di Figaro; Frasquita, en Carmen, con UW-Milwaukee Opera Theatre; Christine, en The Phantom of the Opera; Cosette, en Les Misérables; y recientemente, Maria, en The Sound of Music, con PSB Productions Puerto Rico. Apasionada de la canción de arte y en colaboración con otros músicos, se presenta regularmente en Puerto Rico en recitales con compañías como la Fundación Puertorriqueña de Zarzuela y Opereta, el Orfeón San Juan Bautista, Pro Arte Lírico, y Sibila Productions.

Cursó estudios subgraduados en Drama en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico. Posee una maestría en Canto de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee y del Conservatorio de Música de Puerto Rico. Ha estudiado con Connie Haas, W. Stephen Smith, Magda Nieves, Ilca López, Elizabeth Pacheco Rose y la afamada soprano estadounidense Barbara Bonney.

cantante segunda voz

Melliangee Pérez Maldonado

Nació en Ponce, Puerto Rico, y es egresada Summa Cum Laude del Conservatorio de Música de Puerto Rico con dos bachilleratos: uno en Ejecución Vocal y el otro en Educación Musical en Dirección Coral. Estudió con la soprano Zoraida López y el bajo-barítono Justino Díaz. Ha cantado en Puerto Rico, Estados Unidos, República Dominicana, Cuba, Colombia, Martinica, España, Italia, México, Guatemala y Venezuela. Ha interpretado diversos roles protagónicos en ópera, zarzuela, antologías, teatro musical, y conciertos clásicos y de música popular. Ha participado en obras de teatro, en cine y televisión como actriz; y en “reality shows” como entrenadora vocal y jurado.

Entre los importantes reconocimientos y premios que ha recibido, ganó tres veces (1999, 2003 y 2004) las competencias del Metropolitan Opera House, distrito de Puerto Rico; Soprano del Año (2008) por parte de la UNESCO; Miembro Honorario de la Banda Centenaria Municipal de Ponce Juan Morel Campos (2008); resoluciones legislativas del Senado de Puerto Rico (1994) y de la Cámara de Representantes de Puerto Rico (2003), en las que se destaca su talento para el arte lírico; Mujer Trabajadora de la Cultura (2014); y Premio Soberano a la Mejor Producción Escénica por “Luisa Fernanda” en República Dominicana (2014).

Actualmente enseña Canto y dirige el Coro de la Escuela Especializada Libre de Música Juan Morel Campos, en Ponce. También dirige el Coro Arquidiocesano de la Catedral de San Juan.

Pianista, grabación, edición y mezcla de audio

Harry Aponte

Nominado en numerosas ocasiones a los Premios Grammy (2009, 2011, 2012, 2014 y 2015), el pianista Harry Aponte posee un bachillerato y una maestría en Piano Performance de la Eastman School of Music (Rochester, Nueva York). Ha tocado como solista y como acompañante de artistas en Estados Unidos, Europa, América Central, América del Sur y Japón. En Nueva York, ha tocado en el Carnegie Hall y en el Madison Square Garden; y en Puerto Rico, en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré y en el Coliseo José Miguel Agrelot. Asimismo, se ha presentado en numerosos festivales: en Italia, Francia, España, Alemania, Suecia, Suiza, Colombia, El Salvador, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador, Panamá, Japón, Canadá y República Dominicana, entre otros países. Toca frecuentemente con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico y con la Orquesta Filarmónica Arturo Somohano, entre otras orquestas. Por varios años, tocó en la orquesta del cantante Víctor Manuelle y es profesor en el Conservatorio de Música de Puerto Rico. Se desempeña como productor y, también, como ingeniero de sonido. Cuenta, entre sus producciones más notables, con las siguientes: Raymond Torres Santos, “Satellites, Drones and Planes” (2020), “Negroni’s Trio Acustico” (2019), “New Era” (2017), “Piano Plus 9” (2016), “Que suenan los tambores” (2015), “Me llamaré tuyo: Reloaded” (2014), “Busco un pueblo” (2011), “Muy personal” (2009) y “Yo mismo” (2009) para Víctor Manuelle; “Negroni Piano +9” (2015) para José Negroni; y “Gilberto Santa Rosa” (2012) para Gilberto Santa Rosa.”

diagramador y diseñador

Edder González Palacios

(San Juan, Puerto Rico, 1989). Estudió literatura puertorriqueña e hispanoamericana en la Universidad de Puerto Rico y edición de libros en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Allí trabajó en el Departamento de Comunicaciones de la editorial Gedisa. Desde el 2014 hasta el 2023 fue el diagramador y diseñador de la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Ha colaborado en carácter de editor, diagramador y diseñador en proyectos tales como el Orfeón San Juan Bautista, la Fundación Comunitaria de Puerto Rico, Ágora Cultural, The Puerto Rico Review y Días Cómic, entre otros. Es fundador y ex director de la editorial Riel. Actualmente dirige la Editorial de la Universidad de Puerto Rico.

Desarrollo y diseño de la página web

Natalia Ramírez González

Ilustraciones

Eduardo Vargas Desa​

Digitalización de las partituras

Kristian Pérez McDougall

Revisiones y correcciones editoriales

Niévelyn Santos Santana

Cristina Martínez Pedraza

Carlos Vázquez Cruz

Rafael David Martínez Ortiz

Jorge Eduardo Ramos Asillo

Harry Aponte

El libro Entre la canción del arte y el folclor:
música infantil puertorriqueña
se publicó bajo el sello

Riel Editorial

Este proyecto ha sido subvencionado por

Fundación Puertorriqueña de las Humanidades

National Endowment for the Humanities

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